“Devolvamos el color al mundo. “
Una melodía ha empezado su camino. Y suena sin parar dentro de nuestros corazones.
Foto Sergi Agusti
El concierto fue una culminación de emociones. A la salida, todo el mundo se felicitaba por el éxito obtenido. Durante más de una hora, desfilaron los estilos musicales de Lubumbashi de manos de artistas locales amateurs pero profesionales de corazón. Y culminaron de manera muy emotiva la actuación con la interpretación del Himno compuesto durante el mes de talleres de música. Un momento lleno de energía que cerraba un mes de trabajo en el Congo.
“Hemos hecho un Bercy” (que es como decir que hemos llenado el Madison Square Garden de New York), comentaban los músicos mientras volvíamos a pie por la calle después de la actuación. “Hemos llenado el Bâtiment con más de 1000 personas y sólo con músicos locales en el escenario. Esto hacía mucho tiempo que no pasaba en Lubumbashi. Ahora volvemos a ser artistas”.
Foto Sergi Agusti
El día del concierto
Desde primera hora de la mañana, los técnicos. Con Orphée a la cabeza, intentaban disponer los micros y las luces en el escenario. Un grupito de colaboradores corría arriba y abajo conectando cables y colgando focos. Todo patas arriba, pero todo en movimiento.
El Bâtiment du 30 Juin (día de la Independencia del Congo) era el lugar escogido para realizar el concierto. Un antiguo teatro donde ahora se reúnen los más de 50 miembros del Parlamento Provincial. El edificio se encuentra en el “centre ville” y se alquila para espectáculos importantes.
Y la llegada del proyecto de la Cooperación Española era excusa suficiente para hacernos un hueco en la apretada agenda de actos de Semana Santa. El sábado 11 de abril, fue la fecha escogida para cerrar el proyecto con la celebración del concierto. Un fin de semana durante el cual toda la ciudad se viste de gala y los zapatos de charol reluciente desafían el polvo de la temporada seca que ya se deja sentir.
Mientras, en el Halle de l´étoile, el punto de encuentro, van llegando los músicos poco a poco. Ya es mediodía y dentro de un rato sale un minibus hacia el Bâtiment con todos ellos. A la una de la tarde está previsto que se inicie la prueba de sonido. Ha sido imposible hacerlo antes ya que había una reunión de parlamentarios en sus despachos y no se podía hacer ruido. Es igual , de todas maneras faltan por conectar muchos cables y que llegue la electricidad. Vamos con retraso, pero vamos.
Foto Sergi Agusti
Todo el mundo asegura que llenaremos. El viernes anterior por la noche, varios de los artistas aparecieron en el programa que todo Lubumbashi sigue en la televisión local, conducido por un famoso actor cómico. Rj, Francesco y Sofa salieron en televisión invitando a toda la ciudad al concierto, “público y gratuito”
Además hemos repartido invitaciones por todos los barrios con las caravanas motorizadas y John Livingstone, la estrella rasta local, como animador. Viendo a “papa África” que es como lo llaman, uno entiende que una estrella nace, no se hace. Papa se mueve entre las multitudes como una personalidad. Con pasos ligeros y amplios, sin dirección y con la mirada a lo lejos. La gente le sigue por la calle y los coches, los pequeños autobuses y los vendedores de las paradas y pequeños comercios tienden la mano para recibir algo que reparten….
Ha llegado el minibús al Bâtiment con la mayoría de los músicos. Van descendiendo poco a poco y charlan entre si antes de entrar en la sala. Allí las cosas siguen todavía muy verdes. Parece que la prueba de sonido habrá que hacerla en directo. De todas maneras, Orphée ya conoce los reglajes de cada músico ya que ha estado grabándolos en el estudio durante las últimas semanas. Detrás del edificio está la entrada de los artistas. Al aire libre en un lado del jardín posterior y dispuestos en semicírculo, los miembros de la coral ensayan el estribillo de la canción. A unos metros los raperos discuten todavía los detalles de su intervención en la canción final. El ambiente empieza a tener olor de estreno.
La sala empieza a llenarse. Los asientos de terciopelo rojo se van cubriendo de colores y de murmullos. Se acerca la hora. Orphée me indica que sólo falta conectar los cables para grabar el directo y comprobar un par de cosas más. El público empieza a impacientarse. La música de ambiente empieza a hacerse pesada. La cita era a las 15 h 30, sabiendo que empezaríamos a las 16 como mínimo.” El público de Lubumbashi no es facil” decía Francesco. “Se hace espera al menos una horita”. De echo a la salida del concierto, hacia las 18h 30, todavía había gente que llegaba y se extrañaba de que ya se había acabado.
Foto Sergi Agusti
Los artistas ya se agolpan detrás del escenario esperando su turno. Allí, un viejo piano de cola se pudre en una de las esquinas. Maestro me explica que han intentado reclamarlo para poder llevarlo a la Halle para que tenga algún uso, pero no hay manera de que nadie les haga caso. Intentamos abrirlo para tocarlo pero unas cajas muy pesadas lo impiden.
Han llegado el presentador y un cómico que animará los intermedios entre grupo y grupo. ¿Puedo cantar? Pregunta. Pero no hay sitio. Mucha gente ha quedado fuera del concierto y van a cantar desde el público. Será un concierto intenso.
Foto Sergi Agusti
Las luces se apagan. El público empieza a silbar. Llamo a Orphée desde detrás de las cortinas. ¿Está todo listo? ¿Empezamos? “Un segundo. Espera. Te llamo enseguida”. Los teléfonos hacen de walkie talkie. “Silencio” pide alguien. Mientras algunos artistas sacan la cabeza para contemplar una sala llena a rebosar. Más de ml personas expectantes. Suena el telf. Es la señal. El espectáculo puede empezar.
¡ Vamos a cantar para devolver los colores al mundo !
Sergi Agusti